Serie Del Caribe

Cardenales trata de adaptarse a las condiciones del Hiram Bithorn

06/02/2020

Foto: LVBP.com

Alexander Mendoza | Prensa LVBP

San Juan, Puerto Rico.- El Estadio Hiram Bithorn se ha convertido en uno de los protagonistas de la Serie del Caribe 2020. El parque de San Juan ha causado estragos en la mayoría de los bateadores, en particular a los de Cardenales de Lara.  

“De eso estábamos hablando desde que llegamos aquí, después del primer juego”, señaló Carlos Rivero, autor del único jonrón crepuscular, hasta el inicio de la jornada del miércoles. “La bola se para por la brisa o la humedad. Hay que tratar de darle hacia el piso, aprovechar el terreno sintético. He estado poniendo buenos swings, pero los batazos no han caído”.

En los encuentros diurnos la brisa sopla con fuerza del jardín izquierdo al derecho, por lo que los batazos aéreos terminan en las manos de los patrulleros.

“Pienso que es muy difícil para los toleteros derechos. En cambio, en la noche la bola corre más hacia el right field”, opinó Ricardo Valero, anotador oficial del torneo y Presidente de la Asociación de Cronistas Deportivos de Puerto Rico. “Este año, la liga cambió la bola Wilson 1010 por la Rawlings, que es más salidora y aumentaron los jonrones”.

Rawlings es la marca que se está usando en el torneo, pero en los primeros 15 desafíos sólo se han ido de los confines del Hiram Bithorn nueve conexiones, menos de uno por juego (0.60).

Toros del Este viene de convertirse en el segundo equipo con 10 o más jonrones en una Serie Final de LIDOM, apenas detrás de la versión de Águilas Cibaeñas de la temporada 2006-2007, que sacudieron 12. En San Juan, el campeón quisqueyano apenas suma tres vuelacercas.

El receptor Wilkin Castillo, que el martes sacudió un estacazo de vuelta completa, clave en el triunfo de los astados contra Astronautas de Chiriquí, prefirió referirse a las limitaciones especiales en las que se desarrolla la competición y no al parque.

“Es cierto que el equipo no está bateando al mismo ritmo que lo hizo en la liga dominicana, pero es que las condiciones de la Serie del Caribe son diferentes”, consideró. “Aquí todo es muy atropellado y no tenemos tiempo de hacer prácticas de bateo antes de los juegos. Sí hacemos algo en las cajas de bateo, pero no es lo mismo que practicar en el terreno”.

Lara apenas ligó para .200 en la eliminatoria del torneo y pese a conectar seis batazos de más de una base, anotó 20 veces, la segunda mayor cantidad detrás de Culiacán (22).

“Desde el punto de vista ofensivo, es un estadio bastante pesado. Por arriba la brisa está en contra. Los batazos son conectados con solidez, pero no llegan tan lejos como se espera. Eso es algo positivo para los lanzadores, por debajo si corre, pero no como debería. En otras gramas artificiales, la bola pasa más rápida”, opinó Juan Apodaca, que desde la receptoría y como toletero tiene una visión privilegiada de lo que ocurre en el campo. “Lo mejor es tratar de conectar por abajo. En mi caso, nunca salgo a buscar jonrones o darle por arriba, busco dar líneas, un buen contacto y olvidarme de qué tan grande o pequeño sea el estadio”.

Culiacán fue el líder ofensivo de la fase preliminar, con .287 de promedio y .713 de OPS colectivo. Su manager Benjamín Gil aseguró que la clave ha sido jugar pelota pequeña.

“Creo que una de las cosas que nos ha ayudado, es que nuestro estadio en Culiacán no se batea mucho la bola larga y menos en Mazatlán, en donde jugamos la final contra el equipo subcampeón (Venados). Entonces nos hemos enfocado simplemente en jugar un beisbol muy parecido como lo tenemos que jugar en esas dos plazas, para poder hacer carreras”, explicó el dirigente de Tomateros. “La estrategia es crear oportunidades ofensivas, en base a líneas y rolas bien conectadas. Luego crear oportunidades con nuestras piernas, aprovechando equivocaciones del equipo contrario o robos (el club de Sinaloa se estafó seis almohadillas en ocho intentos), o toques o bateos y corridos. Todo ese tipo de cosas. Jugar un beisbol agresivo. Sabíamos de este estadio, hace cinco años cuando vinimos. Creo que ya superamos la cantidad de jonrones que dimos aquella vez (en 2020 son colíderes con tres). Sabíamos el tipo de juego que teníamos que desarrollar aquí y lo hemos hecho en los últimos partidos. Es importante poner la bola en juego y hacer rallys. No vamos a ganar muy seguido con batazos de largo metraje”.

Luis Ugueto, estratega del campeón de la LVBP, trata de darle a sus dirigidos la mejor información posible, de acuerdo con lo que ha visto.

 

Alí Castillo ha sido el mejor bateador de Cardenales de Lara, con .400 (15-6)

“En la noche o entre las cuatro y cinco de la tarde, la bola corre un poco más, pero día se muere. El viento juega raro. Hay batazos que parecen foul y la brisa los mete. Estamos detectando cómo afecta el cambio de horario de los juegos, cómo se puede jugar. No es fácil para los jugadores. He visto como corren más los batazos por la derecha y sus callejones”, opinó el venezolano.

Apodaca piensa que esas circunstancias pueden usarse en beneficio de los lanzadores.

“Se puede aprovechar un poco más que la bola no corre, atacando a los bateadores, pero obviamente tiene que ver con la fuerza del lanzador y la secuencia contra el bateador”, analizó el experimentado catcher.

“Sí. El parque beneficia a los lanzadores. Los juegos se han definido por detalles. No se ha bateado mucho, pero hemos aprovechado los detalles”, apuntó Ugueto.

“Me dediqué a atacar a los rivales y poner la bola en strike, traté de que ellos se hicieran out”, reveló Angelo Palumbo, que cubrió cinco entradas en blanco contra Cangrejeros de Santurce y ayudó al triunfo crepuscular.

Cardenales se medirá en la primera semifinal de la Serie del Caribe a Tomateros de Culiacán, el único equipo que lo derrotó en la fase eliminatoria, a primera horas del jueves.

“Tenemos que seguir jugando buena defensa y lanzar como lo hemos venido haciendo, porque los partidos se han presentado cerrados. Eso le dará a la ofensiva la oportunidad de mantenernos en el juego”, destacó Ugueto.

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