Hugo Guerrero | Prensa LVBP
Valencia.- “Comencé jugando en el patio de mi casa. Ni siquiera sabía cómo correr las bases”, así describió Luis Arráez sus inicios en la pelota, que terminó convirtiéndose en algo cotidiano después que su padre, Ernesto, lo inscribiera en su primer equipo de beisbol, a los ocho años de edad.
Lo que comenzó como una simple actividad recreativa, fue convirtiéndose en un asunto serio para Arráez. El hecho de poder llegar a ser profesional fue el siguiente paso lógico, por el desarrollo de sus habilidades en el terreno.
En Venezuela, en ocasiones el proceso de firma de un pelotero, puede convertirse más que en un motivo de celebración, en un momento estresante para un adolescente de apenas de 16 años de edad. Tal como le sucedió a Arráez, que sufrió una gran decepción antes de estampar su firma como jugador profesional.
“Fue difícil, porque estuve dos meses en Bejuma con el equipo de Minnesota. Cuando llegó el momento de la firma, me reuní con José León -coordinador de scouts de los Mellizos en Venezuela- y me dijo que no tenían dinero para firmarme”, recordó el infielder, que vio en ese momento cómo, su carrera sin aún haber comenzado, ya había terminado. “Me fui a mi casa, lancé mi guante y dije: voy a estudiar y no voy a jugar más pelota”.
Probablemente, esa sea la historia de muchas estrellas de las Grandes Ligas, como sucedió con José Altuve. O quizás, futuras luminarias que se quedaron en el camino, sin recibir una segunda oportunidad.
“Durante ese tiempo salía a cazar con mi hermano. Mi mamá me dijo que no perdiera la confianza, que mi momento iba a llegar y así fue”, relató Arráez. “Un día que llegué a mi casa, me encontré a León sentado en la sala diciéndome: ‘Luis, tenemos algo para ti y te vamos a firmar’. Fue una gran alegría, porque era una de las metas que ya estaba logrando para poder jugar beisbol. De un momento a otro, pasé del retiro, a firmar como pelotero profesional”.
El orgullo de Tacarte, Municipio Cocorote, estado Yaracuy, estampó su rúbrica con los Mellizos de Minnesota a finales del año 2013.
“Fue para estas fechas, en noviembre”, precisó.
A partir de ese momento, su juego y su manera de batear, han hablado por sí solos, con un average vitalicio de .329, en cinco temporadas en Ligas Menores.
“Mi próxima meta, como la de la mayoría de los peloteros, es llegar a las Grandes Ligas. Pero primero quiero estar saludable, seguir trabajando duro, como lo he venido haciendo”, expresó el pelotero, que fue protegido en roster de 40 por los Mellizos.
El infielder y bateador zurdo recuerda con aprecio a Carlos García, por ser el manager que le diera la oportunidad de debutar en la LVBP en la 2015-2016, cuando apenas tenía 18 años de edad.
Ahora, tanto para el Magallanes, como para Minnesota, Arráez se ha convertido en un jugador muy valioso. Tanto así, que ha disputado 31 de los 36 encuentros que suman los turcos en la temporada 2018-2019 y el 24 de noviembre amaneció con el tercer mejor promedio de los filibusteros (.326).
“Me queda poco tiempo con Magallanes, ya que me permitieron solo 32 juegos. Espero que los Mellizos me den permiso para jugar completo o al menos hasta diciembre”, confesó.
Ahora, algunos años después de casi quedar fuera de la pelota, quizás Arráez se convierta en una de las estrellas del beisbol en Venezuela y probablemente, en una de las caras de su organización en Estados Unidos.
Arráez tiene como figura de referencia en el Magallanes a Endy Chávez
Compartir con mi familia, debido a que todo el tiempo estoy en Estados Unidos. Siempre estoy jugando.
Mi mamá. Siempre ha estado conmigo. Ahorita me ha abandonado un poquito porque ya estoy grande, ya tengo a mi hija y a mi esposa. Pero ella es la que siempre me ha ayudado.
Hasta ahora mi hija Emma y, por supuesto, mi familia.
El de mi mamá. Que siempre me dijo que me mantuviera humilde, que fuera responsable y que trabajara duro, porque iba a llegar mi momento.
Por Endy Chávez. Aunque también por Melvin Mora, Miguel Cabrera y José Altuve.
Hasta ahora el día que me subieron aquí a Magallanes y me dijeron: ‘Luis estás en el roster de Magallanes y vas a comenzar jugando hoy como primer bate y segunda base’.
He aprendido mucho de Endy Chávez. Tanto de su humildad, como de su personalidad y su forma de jugar.
Primero la constancia. También el bateo y la defensa.
Considero que nada. Es un juego perfecto.
Un pitcher zurdo del Caracas, Franklin Morales. Me he enfrentado cuatro veces contra él y me las he visto difícil.
Mis errores en pleno juego. Una vez teníamos las bases llenas, con un out. Me dieron un rodado que no pude agarrar y perdimos el juego. Eso fue en Estados Unidos.
La humildad y el trabajo día a día.
De mi familia. Que siempre ha estado en las buenas y malas. Más en los momentos malos.
Su humildad y que nunca cambie, sea cual sea la circunstancia.
En su primera temporada completa con Magallanes (2016-2017), Arráez ligó para .335
Pienso que dicen que soy una buena persona. Me gusta ser sincero con mis compañeros.
Me hubiese gustado ser profesor de física. Siempre le dije a mi mamá que me gustaba esa materia.
El mejor para mí es el Alfonso “Chico” Carrasquel de Puerto La Cruz, me gusta.
Margarita, me gusta Margarita.
En lo deportivo, llegar a Grandes Ligas. En lo personal, me gustaría irme con mi familia para Cancún, en México. Espero que sea el año que viene.
Hasta ahora no, pero uno siempre tiene que tener un plan B, pero aún no tengo nada concreto.
Arráez ha mostrado una sólida defensa en la segunda base del Magallanes